Desaparecer

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Billy Elliot, la película del niño de 11 años que prefirió aprender ballet en vez del boxeo y que le crea tensiones a su familia, que está metida en una dura huelga de trabajadores, muestra una frase que es genial y que podría (debería) extenderse a todas las profesiones.

No solo se trataba de las tensiones de roles de género. El pueblo entero estaba sufriendo la crisis por una huelga en la mina. Billy recibía el dinero para sus clases de boxeo, dinero que no tenían, pero que su padre creía que era importante. Sin embargo, el niño reconoce que es bueno para el ballet y no le importa recibir las clases en medio de decenas de niñas.

Finalmente, el padre comprende que su hijo es muy bueno para bailar y lo lleva a la audición en Londres para que ingrese a la Academia del Royal Ballet. Ahí es donde Billy se enfrenta con los académicos y evalúan su modo de bailar.

Un lenguaje genial dentro de la película es que el actor que personifica a Billy, Jamie Bell, logra expresarse, no solo con palabras y gestos, sino con sus movimientos de baile. Quizá muy arcaicos, sin mucha técnica, pero comprende cómo debe moverse para reflejar su tristeza, alegría, enojo, ira, frustración, etc. Logra convencer a su padre de lo bueno que es, dialogando con su cuerpo.

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Sin embargo, es probable que su modo de expresión carezca de la técnica necesaria para entrar a la Academia Real. Su audición inició titubeante, pero unos segundos después logró soltar el cuerpo y expresar su deseo por ingresar.

Pese a que aparentemente lo hizo bien, sale molesto de su audición, creyendo que lo había hecho mal. Y por pura frustración, golpea a un niño que se mostró amable preguntando cómo le había ido.

El incidente llegó hasta el comité evaluador y todo apuntaba a que no sería elegido. Pero, antes de irse, una miembro del jurado le preguntó que qué sentía al bailar. Y él respondió:

No sé… Me siento muy bien. Al principio estoy agarrotado, pero cuando empiezo a moverme lo olvido todo. y… es como si desapareciera, como si desapareciera y todo mi cuerpo cambiara.

Desaparecer. Mientras muchos creemos que nuestros dones nos pueden servir para sobresalir, Billy pensaba lo contrario. Lo que es peor, es que algunos creemos que podemos sobresalir con dones que NO tenemos.

Pero en la sabiduría de Billy, esa sabiduría que solo la tienen las personas que saben que están en su lugar, sabe que la misión de las personas en el universo no es discrepar, sino sumarse. Ser uno con el universo, sin causar ruido.

Quizá esa sea la clave para saber si estamos donde pertenecemos. ¿Desaparecemos dentro del baile perfecto del universo, o irrumpimos la armonía por nuestra necedad de figurar?

Yo prefiero desaparecer, vestir de azul y confundirme con el fondo azul del cielo.

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