El borracho bípedo –rió de su explicación el travieso Sisimite, se ventosea con pedos redondos y el que se vuelve cuadrúpedo para no caerse, con pedos cuadrados que mal se acomodan a su expulsión, pues no es la forma. Pero la forma no hace al caso, sino lo pestífero, ¿verdad, don Cadejo?, y en lo pestífero conocen las Siguanas, la Siguamonte y la Siguanaba, sí el bípedo o cuadrúpedo, se ha emborrachado con chicha o aguardiente.
Y por otra parte, además de tomarle el aliento anal al borracho (…)
Asturias, 1983 130-131
Debo empezar diciendo que el origen de esta ponencia proviene del interés sobre la búsqueda de la diversidad sexual que se aleja del canon judeocristiano en la literatura guatemalteca. Es decir, esa heteronormatividad que considera únicamente la relación sexual hombre-mujer y esta únicamente solo si tiene por finalidad la procreación. Entonces el reto era la búsqueda de esas expresiones literarias que se alejaran de ese centro, empezando con El tiempo principia en Xibalbá de Luis de Lión y la sexualización de imágenes religiosas con la recordada frase “La Virgen de Concepción era una puta. Yo no la conocí. Pero la recuerdo”. Con la publicación de esa novela en 1985, surgió un debate sobre la ausencia de la sexualización en la literatura guatemalteca, especialmente en los entornos indígenas, tal y como pertenecía Luis de Lión. De la misma forma, pasajes parecidos podemos ubicar en la obra de Marco Antonio Flores y de Mario Roberto Morales.
Posteriormente, hubo más expresiones, especialmente en los años 90, cuando los escritores, en particular de la llamada Generación X, sintieron la necesidad de romper el molde de la diversidad sexual de una forma más notoria. Así llegamos a los ejemplos de Labios de Maurice Echeverría, una novela centrada en el lesbianismo y que, aún estando fuera de la heteronormatividad sexual trasgrede a formas más extrañas, como las felaciones a una bebé. O bien, con Ronald Flores, con su novela Strip-Thesis, basada en la búsqueda de un video pornográfico que completaría la investigación de una tesis académica, o el incesto entre hermanos de El informante nativo de este mismo autor, y que esta práctica sexual no supuso mayor carga de culpabilidad en ellos. O bien el sadomasoquismo en la narrativa de Javier Payeras y de Estuardo Prado, y el fetichismo en novelas de Francisco Alejandro Méndez, para nombrar algunos casos que no por ello agotan los ejemplos en esta generación. Mucho más trasgresor, quizá, fue Arturo Arias en Sopa de Caracol, con ejemplos de zoofilia por los encuentros sexuales con su perra Amaranta y con el paso del tiempo evoluciona a un vouyerismo y que eso mismo hace que un grupo de defensores de animales rescate a la perra, o bien encuentros sexuales con una mujer brasileña en las favelas en condiciones de enanismo.
Esta búsqueda de una especie de historia de la diversidad sexual en la literatura guatemalteca, que pasa por episodios muy sensuales de Enrique Gómez Carrillo en Treinta años de mi vida y Virgilio Rodríguez Macal en Carazamba, pero sin trasgredir la sexualidad, me hicieron llegar a Mulata de tal.
También debo decir que una versión temprana de este tema fue publicada en mi blog personal en agosto de 2014 y que retomo en algunos puntos y otros que descarto gracias a una relectura del texto.
Aspectos bio-bibliográficos de Asturias
Aunque los orígenes de Mulata de tal se remontan desde la concepción de Leyendas de Guatemala del mismo Asturias, el escritor no tenía para entonces la suficiente madurez en su oficio para abordar una novela de esta naturaleza. Sin embargo, un germen temprano de la novela habrá estado presente en los años previos a su primer libro, publicado en 1930, sobre todo por su idea de incluir demonios indígenas y cristianos peleando en un mismo territorio. Un primer borrador de la obra lo habrá iniciado Asturias, según la cronología del texto que hace Arturo Arias en la edición crítica de la edición Archivos, en 1940. Para ese año, Asturias todavía no había publicado El Señor Presidente, la cual sería la obra que le diera reconocimiento mundial y que se publica hasta 1946. Pero mientras logra el reconocimiento, pasa años difíciles, como su divorcio en 1947, que hace que se aleje de sus hijos, y la muerte de su madre en 1948. Ello provocó una fuerte crisis de alcoholismo, en la cual recurrentemente decía que se sentía frustrado como escritor, además de los eventos personales que sufre.
Entonces, ese año, la que posteriormente sería su segunda esposa, Blanca Mora y Araujo, le presenta al psicoanalista Simeón Falicoff, con quien inicia una terapia para dejar el alcoholismo. Pero más que eso, a Asturias no solo le sirve a la desintoxicación, sino para analizar y explorar su psique, lo cual propicia en Asturias una escritura más desinhibida y que se reflejaría, sobre todo, en Mulata de Tal.
Un año después, se publica Hombres de maíz. Por los procesos de escritura de Asturias, probablemente esta novela ya estaba prácticamente escrita al menos un año atrás y el inicio de la gestación muchos años antes, por lo que probablemente no reciba los frutos de la terapia psicológica en Asturias. Sin embargo, es bueno entender que probablemente Asturias comprendía a Hombres de maíz y Mulata de Tal como novelas hermanas, casi gemelas, es decir, que una completa a la otra. Mientras que en una va a abordar la creación de los seres humanos de maíz, en la segunda tiene mucho peso Tazol, el demonio de las cáscaras del maíz, del desperdicio, de la tusa y se aborda el tema de la destrucción del hombre de maíz.
Y cito una parte en donde Asturias en Mulata de tal lo entendería así, con esta relación del maíz y el desperdicio del maíz:
(…) hombre, criatura quebradiza como la cáscara de un huevo, hecho de maíz, él, Tazol, era el desperdicio de aquella bella criatura formada con la carne de las mazorcas, y de allí nacía su enemistad, en ser Tazol, la hojarasca inútil, lo que ya seco no sirve o sirve de alimento para los bueyes, mientras que el hombre era la masa palpitante de los granos, la risa de los granos, cuando eran dientes, o su llanto, cuando eran lágrimas. (Asturias, 1983, 42)
Este proceso de creación de una doble novela quizá provenga de su entendimiento de lo que hizo James Joyce con Ulises y Finnegans Wake, novelas concebidas como hermanas y que Asturias conocía el proceso gracias al editor de Joyce a quien frecuentaba en su primera etapa en París.
Ahora, adentrándome en el tema expuesto, en Mulata de Tal encontramos algunos temas recurrentes en la literatura asturiana. Por ejemplo, la infidelidad, o más bien el temor a la infidelidad, que aparece en varias obras, desde El señor presidente, con Miguel Cara de Ángel que en la cárcel teme que Camila esté con el Señor Presidente. O Goyo Yic que sale en búsqueda de María, su esposa, pero como era ciego, no sabe cómo es, y a pesar de que logra quitarse las cataratas que le impedían la vista, no logra encontrarla. Y así podemos pasar por la fantomima Amores sin cabeza, o en Soluna, en donde el protagonista usa un hechizo del chamán para que vuelva su mujer que se había ido en el tren. Es decir, un motivo recurrente en Asturias es la dificultad de las relaciones entre hombre y mujer, y los temores de infidelidad, usualmente temidos por el hombre.
Pero a diferencia de otras obras, en Mulata de Tal esta relación tormentosa entre hombre y mujer, se ve de una forma más relajada, incluso con humor, y el asunto de la infidelidad es vista como una circunstancia que puede ser pasajera, que va a provocar celos, pero que con el tiempo se va a superar. Este relajamiento probablemente viene como consecuencia de introspecciones mucho más fuerte por parte de Asturias gracias a la terapia psicológica, y que también lo hace adentrarse a una sexualidad mucho más desinhibida.
Diversidad sexual en Mulata de Tal
“¡Aún en los ventosos se conoce el chocolate con ámbar!…”, pensó Tazolín al acercarse a su padre que se pedorreaba y se lavaba los dientes. (Asturias, 1983,167)
Los personajes recurrentes en Mulata de Tal son Celestino Yumí y Catalina Zavala, que a lo largo de la historia van cambiando de identidad, de nombre y de cuerpo, y sus relaciones con Tazol, el demonio de las hojas de maíz seco, y otros demonios indígenas y mestizos, su periplo de Quiavicús hacia Tierrapaulita, y la Mulata de Tal, que con su actividad y preferencias sexuales, es la más llamativa de la obra.
Como expliqué, Celestino Yumí y Catalina Zavala van cambiando en su personaje, pero sirven como hilo conductor de toda la obra. Por ejemplo, al inicio Yumí es conocido como el Brujo Bragueta y desde entonces se puede entender las connotaciones sexuales que tendrá esta novela, ya que él hizo un pacto con el demonio Tazol para hacer pecar a las mujeres, especialmente cuando están en misa, andando con la bragueta del pantalón abierta, y mostrando sus genitales. Por sus servicios, que Tazol considera como exitosos, le otorga lo prometido: ser el hombre más rico de Quiavicús, incluso más que su compadre Timoteo Teo Timoteo. Sin embargo, no le basta el servicio del Brujo Bragueta, sino que le pide a cambio a su mujer, Catalina Zavala o Niniloj, como le dice de cariño. Cuando se niega a intercambiarla, Tazol lo convence con el argumento de que ella le es infiel con su compadre, recurriendo al tema de la infidelidad. Al desaparecer Niniloj, aparentemente bajo propiedad de Tazol quien la desea sexualmente, Celestino Yumí se convierte en el hombre más rico de Quiavicús y a partir de ahí, en sus viajes de feria en feria vendiendo y comprando al mayoreo, conoce a la Mulata de Tal, a quien la desea de forma inmediata. Pero la Mulata exige que haya boda civil previo a entregarse carnalmente. Pero tras concretarse la unión, la Mulata empieza a dar señales de una sexualidad ambigua, empezando con “(…) ¡compadres, mejor me río… hijos de… de dónde si soy machorra!…” (52) en alusión a su infertilidad. Luego, en el acto sexual, a Celestino Yumí le extrañaba las costumbres de su esposa, con “(…) el capricho de la Mulata de recibirle de espaldas (…)” (53), haciendo alusión a que prefería el coito anal, y que se mantendría así durante el resto de la relación, lo cual también Asturias aprovecha para retomar otro de sus signos recurrentes del eclipse del Sol y la Luna.
Otras de sus preferencias sexuales es el masoquismo, como cuando pedía a Catalina Zavala, ahora convertida en una enana llamada Lili Puti, que la pinchara con alfileres y cada vez más profundo: “Quiero sentir (…) quiero sentir”, le exigía, mientras salía la sangre, pero seguía sin sentir nada. O cuando empezó a latiguear a un oso para que la golpeara, aruñara y la mordiera, incluso estando cerca de morir, para sentir placer.
Pero más relevante para las intenciones de tolerancia sexual que muestra Monterroso son las revelaciones sobre la identidad sexual de la Mulata. Lili Puti le explica:
Celestino, esta tu mujer, para que vos veas, no tiene sus perfecciones de mujer, pero tampoco tiene perfecciones de hombre (…) No sé lo que es, pero no es hombre y tampoco es mujer. Para hombre le falta tantito tantote y para mujer le sobra tantote tantito. (Asturias, 1983,66)
Y luego Celestino lo dice de otra forma:
¡Y qué vamos a hacer entonces, si no es mujer ni es hombre! ¡Ve que freg…do o frega…da! ¿Cómo decir? ¿Hasta en eso, el que no es hombre y mujer disturbia todo, pues no se sabe cómo es si masculino o femenino?… (…) Bueno, si no se me ha olvidado, existe un género que no es gallo ni gallina, el género neutro… (Asturias, 1983,67)
En esta parte, Asturias muestra su conocimiento hacia otras realidades de identidad sexual. La Mulata de Tal con una identidad no binaria, 50 años antes que Demi Lovato y Elliot Page.
La Mulata desaparece a mitad de la novela, ya que Celestino y Catalina la encierran en una cueva profunda, pero en la segunda parte de la obra reaparece como hombre homosexual, y puja con la conversión de Celestino Yumí, cuando Tierrapaulita ya está dominada por los demonios mestizos.
Pero otras partes de la novela también revelan una apertura a otros tipos de preferencias sexuales, como Nana Hollín, que tenía perros para que le procuraran placer sexual:
¡Ji! ¡Ji!, su secreto. Mantener con hambre a los perros y untarse restos de comida en el cuerpo, en todo el cuerpo, para que la lengüetearan unos las tetas, otros el vientre, otros las piernas, otros las nalgas, otros la espalda y los más rijosos, las partes, salpicándola de orines, los bermejos sexos de fuera, entre devorada y besada, que a veces la mordían, cicatrices de dentelladas que no se había podido borrar ni con agua de cardón. (Asturias, 1983,142).
O la enana Huasanga, que se casa con Chiltic, la transformación en enano de Celestino Yumí, pero que tras la boda, Catalina Zavala, convertida en la hechicera poderosa Giroma, lo vuelve gigante. Entonces la Huasanga lo anhela sexualmente por las diferencias de tamaño: “¡Quiero probar Gigante!… ¡Quiero probar Gigante!”, decía mientras intentaba encaramarse en Celestino Yumí.
Las referencias a la zoofilia con perros, y con enanos, recuerda a la referencia anterior de Sopa de caracol de Arturo Arias, quien por el conocimiento que tiene de Mulata de Tal, ya que fue el coordinador de su edición crítica, podría decirse que se trata de una especie de homenaje a la novela de Asturias.
También se hacen referencias a las mutilaciones de los genitales, lo cual representa pérdida de poder, un vacío existencial para las personas y que ello impide la felicidad, como cuando la Huasanga le arranca la vagina a Giroma:
(…) acercose a Giroma, y de un tirón le arrancó el sexo, la terrible venganza, lo peor que se le puede hacer a una mujer. ¡Qué desamparo! ¡Qué orfandad! Tazolito, al lloroso pedido de su madre, el sexo era su poder y ahora se sentía débil e infeliz (…) (Asturias, 1983,160)
Sin embargo, más que hacer referencias a diferentes prácticas e identidades sexuales en la obra, Mulata de Tal tiene como motivo central las diferentes visiones de los demonios indígenas y mestizos para con la humanidad. En Tierrapaulita, el pueblo deforme y construido edificio sobre edificio y del cual es imposible salir, está dominado al inicio por los demonios indígenas, es decir, Cashtoc y otros demonios, como Cabracán y Huracán, demonios de tierra y de viento, Tazol, Sisimite, la Llorona, la Siguanaba y la Siguamonta, entre otros. Pero estos abandonan la ciudad cuando los demonios mestizos, que también podrían decirse que son los demonios cristianos. Ambos grupos de malignidades tienen diferentes visiones del futuro de la humanidad. Mientras que los demonios indígenas consideraban la destrucción de la humanidad, porque esta ya no cumplía con el objetivo de hacer el bien en la Tierra, los demonios mestizos-cristianos querían propiciar la reproducción de la especie humana, ya en decadencia, para que se poblaran los infiernos.
En primer lugar, la visión indígena se vincula al Popol Wuj, cuando las mismas deidades deciden destruir a los primeros hombres creados, es decir, los de barro y los de madera. Mientras que la visión mestiza coincide con la visión judeocristiana de la procreación como finalidad de la sexualidad. En contraste, la visión indígena no concibe que la sexualidad tenga como única finalidad la reproducción. Y es por ello que, desde una visión indígena, el reconocimiento de las diferentes identidades, preferencias y prácticas sexuales, es muy valioso, ya que se sale de la heteronormatividad judeocristiana de utilizar la sexualidad solo para la procreación. Es por ello, dentro de la parte de la novela en que aún estaba dominada por los demonios indígenas, surgen estas palabras en la boda de Chiltic y Huasanga, en donde evidencia en el ideal del placer como medio para las relaciones sexuales:
¡Pigmeos, nada de sumas: cuerpo más cuerpo, total placer! ¡Ni de escalofriantes restas: anticoncepcionales o abortos! ¡Menos división o separación! ¡Multiplicación… mellizos, trillizos, quintillizos!… (Asturias, 1983,151)
Es decir, la valoración del placer sexual sin que tenga por objetivo la procreación, pero tampoco preocuparse por la no procreación.
Además de eso, Mulata de Tal también sigue otras estructuras de obras de Asturias, en donde los valores indígenas y los mestizos conviven. En este caso, primero en Quiavicús, la visión de la Guatemala prehispánica, y luego en Tierrapaulita, la ciudad mestiza de Guatemala que surge con la colonia española, tal y como ocurre con las oposiciones, por ejemplo, en Hombres de maíz y en otro tipo de obras como Émulo Lipolidón, Soluna o el poema Tecúm Umam, solo que en Mulata de Tal los conflictos sexuales y el abordaje de la diversidad sexual es un eje transversal.
A manera de conclusión, y quizá recordando el detalle de la terapia psicológica a la que se sometió Asturias y que le habría servido para resolver conflictos también de tipo sexual y para profundizar en un tipo de escritura que tienda más al surrealismo como lo es en Mulata de Tal, cabe recordar que esta novela, al menos su segundo borrador y final, lo habrá escrito en un período feliz y de paz, en la casa Shangri-La de su, ahora sí, esposa Blanca Mora Araujo, en la idílica provincia de Tigre en Argentina, en la ribera del río Sarmiento. Y que concluye este período personal de Asturias, siendo salvado por el mismo psicoanalista Simeón Falicoff lo salva de la cárcel en 1962 y hace que huya hacia Rumanía. Antes de salir, Asturias logra dejar el manuscrito de Mulata de Tal en la Editorial Losada, que logró publicarlo al año siguiente. En ese período, entre la psicoterapia con Falicoff en 1948 y su salida de Argentina en 1962, Asturias gozó de mucha paz con su nuevo matrimonio y la posibilidad de escribir, incluso por largas temporadas. Y lejos de los conflictos sexuales y los tormentos por las infidelidades, Asturias refleja la tranquilidad de su vida en esos momentos, con la referencia de lo que decía Celestino y Catalina luego de que lograron deshacerse de la Mulata, de Tazol y de las riquezas y decidieron vivir una vida sin lujos, pero con mucha tranquilidad, y respondían cuando le cuestionaban a Celestino sobre sus anteriores riquezas:
Pero ellos mantenían buenas respuestas en la punta de la lengua, y que contestan que si por fuera se les ven los años, por dentro el tallo está tiernito. Pues siquiera dense buena vida, les aconsejaban. Y ellos, al pronto, responden: la buena vida es la vida y nada más, no ha vida mala, porque la vida en sí es lo mejor que tenemos (Asturias, 1983,110)
Conclusiones
Mulata de Tal de Miguel Ángel Asturias se convierte en un antecedente y una novela precursora sobre la apertura a la diversidad e identidad sexual en la literatura guatemalteca, la cual empezó a dar sus primeros indicios a principios de la década de los ochenta y terminó por cimentarse en los últimos años del siglo XX.
En Mulata de Tal, Asturias continúa con su temática recurrente, en especial sobre la relación entre el mundo ladino y el indígena, lo cual genera una propuesta de una cultura intercultural como una solución al conflicto del choque cultural entre ambos bandos.
Referencias bibliográficas
Asturias, Miguel Ángel. Mulata de Tal. Barcelona: Alianza Editorial, 1983.
Sugerencias de lectura
Mulata de Tal es un libro difícil. Quizá no es el más adecuado para empezar con Asturias, que sin duda es un gigante de la literatura mundial y que de él habrá que leer no solo esta sino que casi toda su obra.
De hecho, me permito enumerar las obras de Asturias, según su necesidad de ser leídas. Hay un poco de trampa, porque la Trilogía Bananera deberían ser libros individuales, pero para enumerar más libros los reuní como si fuesen uno solo. Bajo la agrupación de “Fantomimas” reúno a todas esas obras de menor extensión, que son una mezcla entre teatro, poesía y narrativa, y que incluye a Émulo Lipolidón, Rayito de estrella, Amores sin cabeza y otras más. Y Week-End en Guatemala la incluyo como libro completo, aunque más bien hubiese querido poner solo el cuento de Torotumbo.
Pero para atajar las críticas que podría generar esta lista de libros mínimos de Asturias, basta con decir que hay que leer estos y más. Y que no debería ser un listado de diez sino de veinte o veinticinco libros. Pero para seguir la moda de los Top 10, ofrezco esta lista:
- El Señor Presidente
- Mulata de Tal
- Hombres de maíz
- Viernes de Dolores
- Soluna
- Leyendas de Guatemala
- El Alhajadito
- Fantomimas
- Trilogía bananera (Viento fuerte, El Papa Verde, Los ojos de los enterrados)
- Week-End en Guatemala
Me parece un análisis demasiado interesante. Precisamente desde lo cuir cuestionaría alguna de las categorías que utilizas como transexual y hermafrodita que no son lo mismo. Y la Mulata definitivamente no era ninguna de las dos, no tenía vagina pero usaba el ano para darse placer. Quizá es una demonia cuir.
Me gusta pensar en Asturias como el precursos en la literatura de la libertad sexual. Mesita.
Gracias, Rebeca. La verdad es que no sé qué era la Mulata. Lo interesante es que la Mulata y todos los personajes eran diversos sexualmente. Yo tengo muchas dudas sobre el libro, porque da para múltiples interpretaciones, y esa es una de las riquezas de la novela.
Gracias por venir y comentar.
Que huberia Espero leido con mas anterioridad su sugerencia de no intentar entrar a comenzar a conocer el mundo literario de Asturias mediante Mulata de tal! Le digo que hace bastante anos que me cuesta harto trabajo a comprender lo de la novela al leer la novela en si y tambien la traduccion por Rabassa casi a la vez. Sin embargo, voy a empezar el viaje de nuevo motivado en parte por su ensayo. Gracias. BB