Éramos con la Comunidad del Anillo, solo que sin un propósito tan noble como el de destruir todo el poder concentrado en una sortija. Más bien, lo único que queríamos era que cada fin de semana tuviéramos una fiesta de quince años para ir a bailar.
Empezamos muy jóvenes, es decir, como a los 13 años, y a los 15 ya estábamos cansados de ir a los quince años, pero igual, siempre íbamos.