Muchas veces consideramos que la maternidad conlleva ciertos valores, como la abnegación, el amor, la paciencia, etc. Sin embargo, desde la visión de la maternidad, las mujeres podrían tener múltiples opciones.
En los últimos años, ha habido una tendencia de literatura que intenta dar visiones diferentes sobre la maternidad, incluyendo, claro está, la mujer que se niega a aceptar solo porque sí ese rol, o bien otro tipo de visiones.
En este listado, intentaré ofrecer diez novelas que he leído sobre la maternidad, y las iré descubriendo poco a poco, a tal suerte de que de último develaré cuál es la que más me gustó.
En la mayoría de casos, valoraré las novelas, no solamente por su valor literario, sino por el tema de la maternidad. Es decir, que una novela que no sea tan buena, puede aparecer en este listado entre los primeros lugares por el desarrollo del tema de la maternidad.
También he decir que, lastimosamente, solo me delimito dentro de las novelas que he leído. Es decir, que sin duda habrá muchísimas novelas más y que quizá tenga algún conocimiento del tema, pero si no me consta, no la tomaré en cuenta.
Por último, he de decir que se me vinieron a la mente otras obras sobre el tema, pero también me circunscribí a las novelas, pero refiero estas tres obras de teatro por si alguien las quiere tomar en cuenta: Casa de muñecas de Henrik Ibsen, Madre Coraje de Bertold Brecht y Yerma de Federico García Lorca.
10. La azotea de Fernanda Trías
Clara vive atrincherada en su casa, cuidando a su padre enfermo y embarazada de su hija, quien nacerá mientras se desarrolla la novela. Afuera hay un mundo hostil, del cual Clara no quiere salir, excepto por suma necesidad. Su padre enfermo se siente prisionero, y la hija no logra conocer el exterior. Hay un juicio en contra de Clara y su familia por impagos, lo que hace que la historia tenga algo de El proceso de Kafka, porque Clara no puede con el peso del proceso penal, que terminará por cortarle la electricidad, el agua y, finalmente, de ser echada de su casa.
El tema de la maternidad, desde el embarazo hasta tener a la niña que creció a tal punto de hablar y caminar, pasando por el parto, refleja a Clara como una madre (e hija) entre la espada y la pared, pero que sucumbe ante el peso de una sociedad que la presiona sin importar el amor que ella tiene para con su hija y su padre. Está en décimo lugar, porque la novela no me parece de las mejores.
9. Paula de Isabel Allende

Según ha dicho la autora, es una novela autobiográfica en la cual cuenta su experiencia con su hija, quien permaneció en coma por un año.
Si bien es una de las mejores novelas de la escritora, valorada dentro del tema de la maternidad diferente, me parece que esta se apega a una visión más tradicional de la madre abnegada.
8. Como polvo en el viento de Leonardo Padura

Si bien la novela es excelente y debería estar en los primeros lugares, aparece en el puesto ocho porque en realidad no es una novela sobre la maternidad. Sin embargo, hay dos visiones de maternidad diferentes: la de Elisa, que huye de Cuba embarazada de su hija y la ve crecer en Estados Unidos lejos de la isla, y Clara, su amiga, que tiene a sus dos hijos en Cuba, y poco a poco ve que su círculo familiar y de amistades se van de la isla, incluidos sus hijos.
7. El verano que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac

La escritora moldava es una de las que hay que seguirle la huella, por ser una de las que más ha dado de qué hablar en los últimos años.
En esta novela, el protagonista, Alesky, quiere salir de su bloqueo artístico como pintor, y acude con el psiquiatra, quien intenta buscar en su pasado la posible causa de su problema. Y encuentra que aquel verano se ve lleno de rencor hacia su madre, por lo que debe sanar y reconciliarse con esa parte importante de sí mismo, y sin sospecharlo, su madre también lo necesitaba.
6. La madre de Maximo Gorki

La más clásica de las novelas de este listado, y no por nada es la referencia más obvia. Se trata de Pelagia, una mujer casada con Mijaíl, quien la trataba mal, incluso con violencia física y psicológica. Pavel es hijo de ambos, y ante el clima de violencia de la familia es un niño reservado, hasta que, siendo un adulto, se decide reunirse con un grupo de hombres y de mujeres para sumarse al movimiento para derrocar a la monarquía zarista. Al inicio, Pelagia se opone a las inclinaciones políticas de su hijo, pero poco a poco se va involucrando, a tal punto de que todo el grupo la termina considerando como su propia madre. Finalmente, cuando Pavel es capturado, Pelagia asume una postura más activa.
No me cabe duda de que todos los que se llaman Pavel es en referencia a esta novela.
5. Hozuki, la librería de Mitsuko de Aki Shimazaki

Tras un embarazo no deseado, Mitsuko aborta y decide que no quiere tener hijo, por lo que se opera. Sin embargo, tiempo después, encuentra un niño abandonado dentro de unas cajas cerca del tren, y no tuvo corazón para dejarlo ahí. El niño era mestizo (mitad japonés y mitad europeo), además de sordo. Años después, una misteriosa mujer llega a su librería a comprar libros para ella y su esposo. La hija de esta señora y el niño adoptado se hacen amigos, y finalmente las dos damas también. Al final descubren el origen del niño abandonado y eso les cambia la vida.
4. La solterona de Edith Warthon

Charlotte quedó embarazada de su gran amor, que estaba a punto de viajar a París. Para evitar el qué dirán de la conservadora sociedad neoyorquina de mediados del siglo XIX, ella decide fundar una casa hogar para niños en adopción y criar ahí a su hija. Su prima, Delia, decide apoyarla cuando las penas económicas la aprieta, pero le pide que deje su trabajo en la casa hogar. Entonces Charlotte le confiesa su secreto, por lo que Delia la apoya para llevarse a su hija a su casa. Delia reina en la casa de su marido Joe Ralston y tienen dos hijos. Pero para acallar las murmuraciones sobre el origen de aquella niña, Delia decide adoptarla y acepta que su prima Charlotte la críe como su tía. Al final gozan de una doble maternidad, pero en secreto, pero que al ir creciendo se complica, porque los hijos de Delia siente que ella quiere más a su hija adoptada, y Charlotte se siente sin autoridad para criar a su hija carnal.
3. La tía Tula de Miguel de Unamuno

Ramiro le propone matrimonio a Rosa, la más agraciada de dos hermanas, a pesar de que se sentía más atraído por Gertrudis. El amor entre hermanas hizo que Tula (Gertrudis) estuviera siempre cerca, sobre todo en el nacimiento de sus hijos. Pero Rosa quedó muy débil de su segundo parto y murió, pero antes le pide a su hermana que se haga cargo de sus hijos, como que si fuera la madre. Ramiro creyó que eso también era el permiso de su difunta esposa para casarse con Gertrudis, pero ella se negaba, porque decía que debía dedicarse a sus sobrinos. Ante la insistencia de Ramiro, Gertrudis estuvo a punto de dejarse convencer, pero antes de hacerlo, descubrió que Manuela, la empleada doméstica de la casa, estaba embarazada de Ramiro. Entonces le pidió a ambos que se casaran, y así Gertrudis volvió a evadir el amor marital. La historia se repetiría, porque Manuela, tras dar a luz al segundo hijo, enfermó, y Tula creyó que de nuevo se vería obligada a casarse con Ramiro. Pero antes este falleció de una pulmonía, y luego murió Manuela. Sin saberlo, la tía Tula se quedó con cuatro hijos, a quienes crió como sus hijos e hizo que se trataran como hermanos. Al final, la Tía Tula también muere, pero dejó entre aquellos niños la necesidad de verse como hermanos y a la primera hija de Ramirín, el hijo mayor de Rosa y Ramiro, se le trató como la Tía Tula los trató a ellos.
2. Única mirando al mar de Fernando Contreras Castro

Única vive recolectando basura en el relleno sanitario, y ahí fue que encontró a un bebé, al que llamó El Bacán. Lo crío hasta convertirse en adulto, pero haber nacido entre los gases tóxicos del basurero le mermó la salud. También recoge de la basura a Mondolfo, un celador anciano, que se “tiró él mismo al bote de la basura”, luego de ser despedido. Así, Única se hace madre e hija en la basura. Sin embargo, el ambiente de pobreza le termina pasando factura a ella y a su peculiar sentido de ver la vida en forma positiva, y ante tanta desgracia ella se retira a la costa para quedarse viendo el mar.
1. La hija única de Guadalupe Nettel

Sin duda la mejor referencia de una novela sobre visiones diferentes de la maternidad. Además, una excelente novela y su narración impecable por parte de esta escritora mexicana.
Laura es una académica joven y desde temprana edad decidió que no quería tener hijos, así que se operó. De la misma forma, Alina se sentía igual con esa decisión en sus años como estudiantes en París, pero años después cambió de decisión, y quedó embarazada. El proceso fue difícil, con idas a las clínicas de fertilidad, pero que al final valió la pena porque quedó embarazada de Inés. Sin embargo, a medio embarazo, le anuncian que su hija tiene un problema cromosómico y que morirá en las primeras horas después de nacer. Pero esto no se cumplió y buena parte de la narración consiste en este drama. También se cuenta la historia de Doris, una mujer que se casó con un hombre violento, quien ya murió, pero que sus comportamientos los replica su hijo, por lo que ella se cansa y le pide a su hermana que se haga cargo de él por un tiempo.
Una novela muy recomendable, corta, bien narrada, y de parte de una escritora que es de las mejores de la actualidad.