Ahora que los Indios de Cleveland vuelven a postemporada, recuerdo la serie de películas «Major League», sobre este equipo en un momento ficticio y que tras años de no llegar a los playoff, por fin lo logran con un equipo de novatos.
La segunda película de la saga, Major League II (1994), la protagoniza Charlie Sheen con su papel del pitcher Rick «Wild Thing» Vaughn, que en la temporada anterior se convirtió en una de las estrellas del equipo, por su potente brazo que lanzaba fuertes rectas de 100 millas por hora y por su rebelde estilo.
Pero en la segunda película, decidió cambiar su estilo. Dejó la moto y la chumpa de cuero, por carros lujosos y sacos. Ya no se cortaba el pelo con un peculiar estilo con líneas, sino que lo cuidaba con los más lujosos shampoos. Y todo eso gracias a su representante, una bella rubia, que lo convenció del cambio para intentar atraerle patrocinadores.
Aunque la película tiene otras mini historias, la de «Wild Thing» es la principal y por ello se le deja el desenlace.
Rick Vaughn, al tener un estilo mucho más «moderno» y «elegante», pierde mucho de su esencia rebelde y agresiva. Pronto sus rectas se verán afectadas al disminuir su velocidad a 86 millas por hora y siendo el hazmerreír de las Grandes Ligas.
Al dejar a su novia-representante (porque la escuchó hablar de él cuando ella creía que no estaba), mejoró un poco, pero no lo suficiente. Dejó ir el juego ganador para que los Indios pasaran a la Serie Mundial, en el que él fue designado para abrir.
Finalmente llegó el séptimo y decisivo juego y Jake Taylor, quien fungía como el entrenador, lo visita la noche anterior, para avisarle que lo podría usar como cerrador y lo incita para que busque su esencia perdida.
Vaughn entiende el mensaje y pasa toda la noche buscándose a sí mismo, lo cual encuentra volviendo a su chaleco de cuero, su corte de pelo original, sus lentes con calavera de la muerte y, sobre todo, una alta confianza en sí mismo.
Al faltar un out para ganar el juego, Taylor decide traerlo para que enfrente a un jugador poco peligroso, pero «Wild Thing» le exige enfrentar a Jack Parkman, quien había iniciado la temporada con los Indios, pero que fue vendido y tenían viejas cuentas por saldar.
Cuando la gente del estadio ve el cambio en Rick, rápido lo notan y pierden el control por haber recuperado a la estrella que fue; incluso, quienes ya no creían en él, volvieron a creer al ver el fuego en sus ojos. Esta es una de las escenas más emocionantes de las películas basadas en una trama de las Grandes Ligas.
Muchas veces creemos que tenemos que salir para buscarnos, para ver qué extraño recurso psicológico nos ayuda a reencauzar nuestra vida. Probamos con muchas cosas: Tarot, yoga, eneagrama, DISC, Voodoo, brujería. Queremos que los demás nos ayuden, que nos den los estímulos para mejorar. O nos quejamos de que las condiciones no nos ayudan.
Pero a veces es tan simple con volver a ser nosotros mismos y aunque las condiciones sean adversas, podríamos hacerles frente.
Salimos a buscarnos, en lugares lejanos, en los ojos de los demás, pero más que ir lejos, tenemos que ir dentro de nosotros y animarnos a ser esa persona que soñábamos a ser cuando éramos niños.
Por eso, hoy voy a salir a buscarme. Si no regreso, es porque me encontré y me quedé conmigo.